Masaje Metamórfico

Su creador fue el naturópata y reflexológo Robert St. John. Él descubrió la existencia de un mapa psicológico del ser humano correspondiente al periodo de gestación, reflejado en pies (centro de movimiento), manos (centro de acción) y cabeza (centro de pensamiento).

Durante el período de gestación (los nueve meses entre nuestra concepción y nacimiento), se establecen nuestras estructuras físicas, mentales, emocionales y de comportamiento, las cuales condicionarán nuestra vida. Existen distintos factores que influyen en cada uno de nosotros a lo largo de este período de gestación: la herencia genética y forma de ser de nuestros padres, el entorno y la cultura del mundo en el que vivimos, el grado de evolución que el hombre ha alcanzado y nuestra herencia espiritual individual o karma. El Masaje Metamórfico sería como una especie de reflexología del alma, que nos va a ayudar a sentirnos más libres, con menos cargas y nos facilitará el “desechar” programas mentales y patrones de funcionamiento que traemos heredados y que no nos permiten vivir de forma plena y feliz.

Este masaje es muy relajante y está especialmente indicado en bebés, niños, personas con crisis vitales (ansiedad, depresión,etc.) ó que necesitan avanzar en su vida, mujeres embarazadas o que desean quedarse embarazadas, niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista), niños con síndrome de Down, niños con hiperactividad, etc., y en definitiva, para todas aquellas personas que quieren y trabajan para su crecimiento y bienestar personal.

En mujeres embarazadas aporta una armonía y estado de bienestar general, favoreciendo un acercamiento, podríamos decir más profundo, a nivel de alma, entre la madre y el bebé. Ambos se benefician de los maravillosos efectos de este masaje: ayuda a tener un mejor embarazo y parto. Además de que los niños que reciben metamórfico durante su período de gestación suelen ser niños muy alegres, sanos y felices, ya que el masaje va trabajando sutil pero profundamente para que ellos vengan libres ó con las mínimas “cargas emocionales y mentales” posibles heredadas de sus padres, abuelos, etc.